Entre los resultados que hemos alcanzado en el marco del Programa de
Investigación Metrovacesa-ICAE hay que destacar la estabilidad en el mercado de
la vivienda en un año 2020 muy difícil para la economía española. El PIB real de la economía española se
contrajo un -9.1% en el año 2020 (en datos trimestre a trimestre). En
este periodo, la Construcción sólo redujo tres décimas su participación en el
PIB a fin de año, mientras que las actividades inmobiliarias aumentaron su
participación en el PIB hasta en dos puntos porcentuales en lo peor de la
crisis, compensando con ello en parte el retroceso en el comercio, y en la hostelería
y la restauración. Al mismo tiempo, el principal indicador del
precio de la vivienda, el Índice de Precios de Vivienda (IPV General) que
publica el INE (a partir de los precios registrados en las notarías), se
mantuvo estable en el trimestre del confinamiento respecto al primer trimestre
(1T), e incluso registró un repunte del 1.2% intertrimestral en el 3T. El 4T, sin embargo, el índice general cayó -0,8%, para completar un crecimiento interanual del 1,5%, tal y como se publicó el pasado martes 9. Por comparación, el crecimiento del IPV en el año 2019 fue de un 3.6%, sí, pero es que 2020 ha sido un año de pandemia. Además, sabemos en todo caso que el IPV del 4T suele suponer una corrección respecto a los habituales incrementos del 3T. Por ejemplo, en el año 2019 el IPV registró una caída del -0.6% intertrimestral, no tan distinto del -0.8% que hemos indicado arriba. Por tanto, visto lo que ha pasado, deberíamos preguntarnos ¿qué factores contribuyen a justificar esta aparente estabilidad? Un factor importante que podemos apuntar es
que buena parte de las operaciones de compra-venta que se cerraron en la
primera mitad del año ya tenían comprometidos sus precios. Además, los ajustes
a la baja en los precios de la vivienda son muy desiguales, y tienden a
localizarse en segmentos muy concretos con poco peso en el índice. Por ejemplo,
el precio de vivienda nueva no retrocedió en todo el año, y registró
un crecimiento interanual del 8.2%, mientras que la segunda mano (que es 85%
del mercado de vivienda libre) sólo aumentó un 0,4%. Por tanto, la novedad en
el mercado de la vivienda ha venido más bien por el impulso de la actividad que
se registró en el 3T, que apenas se ha truncado con la segunda ola de la
pandemia, o al menos por comparación con el parón en la recuperación a nivel
agregado en el 4T (con un escaso crecimiento del PIB del 0,4% intertrimestral). Para profundizar en estos factores, venimos investigando desde 2019 el ciclo inmobiliario y la demanda de vivienda en
España, a raíz de un proyecto conjunto de Metrovacesa e ICAE. Entre los
resultados destacados de la investigación está la estimación de las elasticidades
de oferta y de demanda de vivienda. Para ello, proponemos un modelo
econométrico que sigue la literatura sobre especificación de ecuaciones
simultaneas en el mercado de vivienda. La variable de cantidades que
especificamos es el valor de las transacciones de vivienda libre (su
crecimiento tendencial interanual), y la variable precio es el IPV (su
crecimiento interanual). Las variables explicativas de demanda son una medida
de la renta de los hogares y los tipos de interés de las hipotecas, mientras
que las de oferta incluyen varios retardos en la evolución de los precios, el
consumo aparente de cemento, y la evolución del IBEX-35. El principal resultado de nuestras
estimaciones es la estabilidad de las elasticidades pre-Covid y post-Covid. Dadas
esas elasticidades, podemos racionalizar las observaciones de precios y
cantidades en los últimos trimestres por ajustes simultáneos de la oferta y de
la demanda de vivienda. Estos ajustes simultáneos han resultado en importantes
reducciones en el número de transacciones inmobiliarias, pero sin grandes variaciones
en los precios, y en ningún caso implicando precios agregados a la baja. Esta
situación es un reflejo de la dispersión de precios en el mercado, circunstancia
que induce mucha variabilidad en el valor de las transacciones, pero que no lo
es tanto si lo que se tiene en cuenta es el crecimiento tendencial de la serie
como hacemos en nuestras estimaciones. Concretamente, nuestra estimación para el 3T
con datos hasta el 2T de 2020 (dato que supuso un incremento de precios
interanual del 2.1% sin cambio de precios respecto al trimestre anterior), fue
de un aumento del 1% interanual. El resultado ha sido de un incremento del 1.7%,
en claro contraste con las previsiones muy negativas que ofrecían muchos expertos
de diversas instituciones. Tras un claro repunte en el valor de las
transacciones de vivienda libre en el 3T, que tendencialmente aún nos deja en
valores negativos, nuestra previsión para el 4T era de ligera caída aún en la
variable de cantidades, pero de estabilidad en los precios medidos por el IPV, en
concreto de un incremento interanual a fin de año del 1.7% frente al 1.5%
publicado. Nuestra interpretación de estas estimaciones es que por el momento
los agentes han considerado que el shock Covid se comporta como un shock
transitorio en este mercado. Además, la evaluación de las previsiones que hemos
hecho a lo largo del año nos da confianza en nuestra metodología, por lo que en
los próximos meses empezaremos a publicar en el blog ICAE nuestras previsiones.
Stay tuned! L.
Puch y J. Ruiz son investigadores del Programa Metrovacesa-ICAE, junto a Manu
García y Laurentiu Guinea. |
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